En la cotidianidad de la Plaza Botero, en el centro de Medellín, una familia pasa el domingo tomándose fotos junto a las esculturas. Al final de la tarde, el paseo para la pequeña Susy termina convirtiéndose en una aventura.
Apuntes narrativos – estéticos
Partiendo de la idea del cine como documento de la vida, se buscó trabajar una propuesta estética y narrativa que pudiera documentar la cotidianidad de un espacio concreto: La Plaza Botero en un día de domingo, y que lo integrara a una narración argumental.
En nuestra vida cotidiana los espacios terminan volviéndose lugares comunes por los que caminamos sin prestarles mayor importancia porque están ahí y hacen parte de lo que creemos conocer, sin embargo, cuando los transitamos, generalmente pasamos la vista, pero sin ver. Uno de los objetivos del argumental era resaltar eso que muchas veces no vemos, porque simplemente está ahí, y creemos conocerlo a la perfección.
La historia de una familia que visita La Plaza Botero para tener un recuerdo de la ciudad, o quizás pasar un momento especial y familiar, es la base conceptual de una narración que pretende integrar aquello que es real –documental-, con ese otro mundo fantástico de la imaginación e ingenuidad de una niña de 6 años.
La propuesta narrativa siempre estuvo pensada en contar la historia de un paseo de familia, y cómo la mirada de una niña nos muestra esos contrastes del lugar. Desde la concepción del guion, se pensó en mostrar el choque que le produce a Susy el ver la estatua humana (delgada y pequeña) emplazada entre las opulentas esculturas de Botero; y para presentar el mundo que encierra la imaginación de la niña, se eligió hacerlo a través de la técnica de la animación, porque lograba, más que nada, dotar a la historia de una maravillosa fuerza narrativa y estética, además que permitía adentrarnos, por un instante, en el pensamiento fantástico de la niña.
En la composición de los encuadres, se quería presentar todo aquello que puede pasar delante del plano, en un tiempo que puede interpretarse como dilatado, siendo entonces una narración contemplativa, totalmente intencionada, la cual también busca despojarse de muchos efectismos visuales que pueden hacerse durante la producción.
Esos planos largos, tienen la intención de hacer énfasis en aquello que no percibimos cuando desprevenidamente transitamos un lugar, y buscan dar cuenta de lo que puede significar un momento sencillo para alguien, en este caso concreto lo que representan esas imágenes para las familias, y cómo el recuerdo queda materializado a través de la fotografía.
Registro sonoro y música
El registro sonoro, se realizó de la misma manera que el visual, siendo primordial captar el sonido natural, real, del lugar, por lo tanto no se realizaron efectos de audio en estudio. El bullicio de las loras, de los buses, los gritos de los vendedores ambulantes, se oponen pero también se unen o integran a las voces delgadas de la niña y de su madre, a quienes oímos de lejos conforme al plano general de la imagen.
Cuando entramos en la perspectiva de la niña mediante el recurso de la animación, el sonido sin embargo se ahonda, cobra otra dimensión, igualmente de acuerdo con la imagen. La música se compuso pensando en esa unión que hay entre la niña y el pequeño universo que es la Plaza Botero. Se quiso hacer una música artesanal, con la idea de que reflejara el candor de Susy, su ternura y su inocencia. La grabación con instrumentos acústicos de una melodía sencilla e infantil busca reflejar el espíritu realista y a la vez intimista de la película.
Con la participación de:
Con la particiación de:
Créditos
Cámara y fotografía:
Luis Guillermo Palacios
Música y sonido
Santiago A. Gómez
Post producción Musical:
Jorge Ceballos
Edición:
Raúl Soto
Fernando Puerta
Animación y graficación:
Will Zapata
Montaje:
Adriana Rojas E.
Foto Fija:
Carlos Cadavid
PROYECCIONES
Estreno
Museo de Arte Moderno de Medellín, 2009
Cineclub Pulpmovies
Muestra de cortometrajes
Medellín, 2010
Sexta Muestra Internacional de Cine Independiente Mazatlán, Sinaloa